Entre la muchedumbre de vivos y no tan vivos, observé una conejita blanca a lo lejos, preciosa...
La había visto mucho tiempo atrás, pero desde hace poco que la miro de una forma distinta.
Mi vista, obstaculizada por los vivos y no tan vivos que pasan frente a mi, no me permiten mirarla ni observarla en su totalidad, pero siempre que mis ojos logran captar una mínima parte de su figura, pasan cosas un algo extrañas.
De pies a cabeza la miro y admiro, cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo, y en el mismo momento que su mirada y la mia se cruzan, sin darme cuenta, cobardemente desvío la mia hacia el piso.
Quizas sea lo mejor... A nadie le gustaria ser observada por un Cadáver... Menos a alguien como ella.
Mejor dejémosle este tipo de cosas a los vivos... Y a los no tan vivos, pues para Cadáver, no existe nadie.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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